Uno de los fenómenos de este siglo, que creo que nadie puede discutir es la preocupación por los temas ambientales, consumo de energía y asociada la reducción de accidentes, por lo tanto el fenómeno de la movilidad sostenible y segura cobra cada vez más importancia.
Pero los aspectos de movilidad no son solo un tema de actuación de las administraciones, debe ser un tema social y todos debemos aportar nuestra contribución a una mayor calidad del aire que respiramos y las empresas deben considerar la apuesta por una menor contaminación de sus vehículos y de sus trabajadores como una gran aportación a los temas ambientales y de seguridad, ya que una conducción más ecológica repercute en una actitud más respetuosa que afecta a un menor número de ALT (accidentes laborales de tráfico), ya sea en horario laboral o fuera de él.
Hace unos días se publico el Real Decreto 231/2017 de 10 de marzo, (BOE 24-03-2017), que ha venido a derogar uno de los grandes paradigmas del «bonus» a ciertas cotizaciones a la seguridad social, el Decreto 404/2010, que tenía muy en cuenta los aspectos formativos de los trabajadores y la existencia de planes de movilidad en la empresa como medida para prevenir accidentes de trabajo tanto en misión como in-itinere.
La primera lectura del Decreto parece que prima la reducción de la siniestralidad, pero excluyendo los accidentes «in itinere», que son un 13,55 % de los accidentes globales con baja y la realización de planes o existencia de planes de movilidad vial en la empresa pasa a ser una acción preventiva complementaria, cuando todo plan de prevención debe ser algo prioritario y uno de los ejes que permite analizar y mejorar los siniestros de tráfico en el ámbito laboral.
Nuestra experiencia en la realización de Planes de Movilidad Vial para empresas nos demuestra que se deben realizar para atender a las necesidades reales de las empresas y si es así el trabajo planificado y las dosis de formación de sus trabajadores no resulta un gasto sino una inversión en reducción de accidentes de tráfico y mejoran su contribución a la huella de carbono en el transporte, ya que la mayor información/formación unido a una mejor cultura ambiental son elementos decisivos en esta modificación de actitudes que hace partícipe a toda la sociedad de un problema pero que tiene soluciones de mejora.
No podemos cerrar los ojos al hecho de que 58.842 (un 11%) de los accidentes totales con baja son accidentes laborales de tráfico, cantidad a tener en cuenta y que solo con prevención en todos los ámbitos se reducirá.