ACCIDENTES, VELOCIDAD Y CONFINAMIENTO

La situación tan excepcional que vivimos está teniendo sus efectos sobre la movilidad y en consecuencia sobre los accidentes de tráfico. En los últimos dias y con la salida de esta situación de confinamiento de gran parte de la sociedad, se habla del tema de la movilidad urbana y del uso del espacio público, esta nueva situación requiere de planteamientos técnicos con nuevos criterios y objetivos de calidad de vida en las ciudades.

No se puede centrar la movilidad urbana en un solo modo de transporte, por mucho que algunos de nuestros dirigentes locales solo hablen de la bicicleta como alternativa de futuro, es una valoración muy ideología en lugar de mirar más allá de los propios criterios y tener un enfoque de planificación integrado, identificando las necesidades reales de los ciudadanos.

En definitiva, desarrollar una visión común de la movilidad con una aceptación por parte de los ciudadanos de las nuevas propuestas y con un amplio conocimiento de la actual sociedad en la que vivimos, no la ideal de cada uno.

En el ámbito urbano se plantea como urgente que los criterios de reparto del espacio público, no solo del viario, tengan en cuenta las modificaciones que la pandemia generé en los estilos de vida, la edad de la población, los nuevos hábitos de compra surgidos del confinamiento, el mantenimiento de un espacio  de movilidad más amplio por prevención de la salud, y que las personas utilizarán diferentes elementos de movilidad y lo que se debe cuidar especialmente es el concepto y seguridad en el transporte colectivo, ya que las grandes capitales de nuestro país no pueden basarse en una movilidad solo individual.

Como de este tema ya se está hablando y espero que se tomen decisiones de gestión, con verdadera visión y previo análisis de la realidad social, ya que las medidas de imposición de modos y criterios no suele funcionar. Por lo tanto, creo necesario recordar la actual situación de los accidentes de tráfico, en nuestras carreteras y del comportamiento de los que han podido seguir circulando por nuestras vías urbanas e interurbanas.

Las estadísticas de la Dirección General de Tráfico, que no descansan en el control de la seguridad vial al igual que sus radares, publican la información sobre accidentes y fallecidos a 24 horas en vías interurbanas y ponen de manifiesto que durante el confinamiento se han reducido los accidentes en carreta un 47% en el mes de marzo y un 62% en el de abril, mientras que la reducción de fallecidos es también de un 45% y 59% respectivamente.

Pero lamentablemente no todo es positivo ya que la comparación en las mismas fechas del año pasado y el actual de confinamiento, realizado en 170 radares fijos y de tramos, demuestra que los turismos estos dias han corrido más que en el mismo periodo del año pasado, por lo tanto, si el año pasado se pusieron unas 5600 denuncias por exceso de velocidad entre el 14 de marzo y 6 de mayo de 2019, este año se pueden haber puesto 2.167 denuncias más. Mientras que el año pasado por estos radares pasaron más de 50 millones de vehículos y este solo unos 9 millones, la ratio de infracción por vehículo controlado ha pasado de 0,56% a un 0,78%.

Mal vamos cuando los conductores no saben controlar la velocidad y olvidan que están elevando su riesgo de accidentes y las consecuencias del mismo y si creen que los dispositivos tecnológicos descansan por el COVID, se equivocan y en unos dias recibirán la notificación de su error y su mala gestión del riesgo.

No superar la velocidad en la conducción es una responsabilidad individual que puede permitir una rebaja sustancial del riesgo global de accidentes de tráfico y como decía Mafalda, en una viñeta, “solo deberíamos multar al verano por exceso de velocidad”.