CALLES DE ESTAR O DE PASAR

Articulo publicado hoy en La Vanguardia: mailto:https://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20210804/7643333/calles-pasar.html

 Alfonso Perona. Abogado. Profesor de la EPSI (Escuela de prevención y seguridad Integral)-UAB

Los recientes anuncios que está realizando el Ayuntamiento de Barcelona sobre cambios en algunas calles de la ciudad deberían promover un debate previo y más participativo que contribuyan a definir qué modelo de ciudad se quiere en los próximos años y no solo sean medidas de tipo coyuntural fruto de la situación social provocada por la pandemia del COVID. Cuando se realiza una planificación adecuada de la movilidad de una ciudad y se tiene en cuenta la morfología de sus calles se debe clasificar las vías que permiten la circulación del transporte y de peatones que se suelen denominar de pasar y las de uso exclusivo del peatón que se denominan de estar.

Se puede analizar como ejemplo los cambios en la Vía Layetana, que en estos momentos es un eje de conexión entre la zona marítima de Barcelona y el resto de la ciudad. Estos cambios no parecen sustentarse en una planificación de movilidad donde se debe repartir el uso del espacio urbano con la oferta global de todos los medios de transporte de una ciudad. Ante esta situación cabe preguntarse ¿qué vías de pasar son alternativa a la actual vía para que siga funcionando la conectividad, entre las zonas de la ciudad?

No debemos olvidar que Barcelona, es una ciudad con un territorio poco extenso, pero es el centro o capitalidad de un área metropolitana que carece de una comunicación rápida con transporte público entre los municipios de la corona metropolitana y la ciudad y que debe dar servicio a sus residentes y a los vecinos comarcales.

Algunas decisiones sobre la movilidad urbana parece que están más guiadas por una posición ideológica y que se esta dando en otros países de Europa que, aunque respetable es minoritaria y es el denominado “car free housing” o de viviendas sin coche, que pretende una movilidad urbana excluyendo todo vehículo a motor, incluyendo los coches eléctricos.

Esta posición ideológica parece instalada en algunas decisiones municipales, pero que se deben explicar claramente al resto de la ciudad con las consecuencias positivas y negativas de ideología anti coche.

Ante esta realidad minoritaria pero que avanza ante el silencio de la mayoría nos debemos preguntar: ¿Se puede imponer a toda una ciudad que para vivir o trabajar en ella se prohíba el uso de los coches?, es una pregunta a contestar no solo de carácter jurídico sino de modelo de urbanismo y de sociedad.

Por lo tanto, se debe trabajar en una línea de planificación sin imposiciones y con alternativas reales, que permitan cuestionar a todas las personas si su movilidad actual es la opción adecuada a sus desplazamientos o si con un cambio de actitud individual de modelo o medios de transporte se puede contribuir a una mejor calidad de vida.   Los cambios de movilidad deben ser resultado de un estudio planificado y donde antes de tomar una decisión no solo se valore la ideología sino los efectos transversales de carácter social.