ESCUCHAR LA CIUDAD

La ciudad es un espacio de relación para las personas, donde el contacto, la convivencia y la comunicación son la esencia de la vida colectiva. La evolución de los modos de transporte ha condicionado la estructura de las mismas en el trascurso de la historia.

Durante las últimas décadas el automóvil ha permitido una estructura más dispersa de los núcleos urbanos, pero este modelo está en crisis como modo de movilidad al ser un modo contaminante y con gran ocupación del espacio público.

En los últimos años muchas han sido las voces que cuestionan esta movilidad clásica basada solo en el automóvil y que destacan el papel de las ciudades como un elemento de concentración de recursos, conocimientos y servicios. En los próximos años nos enfrentamos a unos años de transición a los nuevos modos de movilidad en las ciudades.

Podemos observar nuevas realidades como los vehículos de movilidad personal (VMP), la incorporación de los vehículos eléctricos, los nuevos modelos de distribución de mercancías, por lo tanto, los gestores municipales deberán regular y controlar su uso y deben anticiparse a los riesgos para evitar la catástrofe de los accidentes.

Pero la falta de actuación contra los usos incorrectos, como sucede con los VMP, donde se está tolerando en muchos municipios su uso por las aceras y con los riesgos que comporta para el resto de peatones. La falta de vigilancia es la antesala de conflictos en la convivencia entre ciudadanos por un mal uso de ciertos elementos de movilidad y que pueden tener aspectos positivos, sin olvidar que estos elementos han llegado para quedarse.

Después de las elecciones municipales los políticos y gestores municipales deberán afrontar con urgencia aspectos de mejora de la calidad de vida de las ciudades y ello comporta tener claro que debe entenderse la movilidad sostenible y después como vigilar y controlar las conductas incorrectas.

Aquí jugará un papel importante la policía local, que debe estar preparada con voluntad de servicio y conocimientos para que la convivencia de la ciudad, que se vera afectada por estos nuevos modos de movilidad, sea adecuada y será necesario un control y sanción de los incívicos y los caprichosos individualistas que consideran que las calles son suyas y que la convivencia es solo su capricho y voluntad.

La planificación del modelo de ciudad, la reducción de velocidades urbanas, más zonas peatonales, potenciar la movilidad no contaminante son tareas que se deben afrontar por los gestores municipales y además deben tener presente que la accesibilidad de las personas en el ámbito urbano es el próximo reto, si saben controlar los accidentes y los problemas ambientales. El que no se vea capaz de gestionar estos problemas que se quede en casa.